SOLEÁ
MORENTE Y NAPOLEÓN SOLO
Todo surgió con un tema. Emergió
como por encantamiento “Ya no solo te veo a ti” y eso
resultaría ser el embrión de Ole lorelei,
el nuevo álbum de Soleá Morente, una colección
de pequeñas joyas y joyas no tan pequeñas a medio
camino entre la elegancia pop y la espontaneidad flamenca. La hija
mediana de Enrique Morente y la bailaora Aurora Carbonell oscila
entre uno y otro estilo para cerrar un álbum más ecléctico
que su anterior Tendrá que haber un camino (2015),
su debut en solitario.
“Ya no solo te veo a ti”, germen de
este nuevo disco, fue la culminación de una colaboración
pospuesta durante años, la de Soleá Morente con Alonso
Díaz, de Napoleón Solo. El resultado deslumbró
a ambos, la hija del mito del cante y la figura emergente del indie
granadino. Y así surgió un entendimiento estable que
convirtió a Alonso en productor del segundo álbum
de Soleá, colaborador destacado en la mayoría de sus
canciones y artífice de ese punto de sofisticación
que envuelve el universo netamente flamenco que corre por las venas
de la artista.
No es simple indie lo que respira Ole lorelei,
en absoluto. Su estilo viaja del funk con aires de Serge Gainsbourg
y Jane Birkin, al setentero r&b de artistas como Las Grecas
o se detiene en los autotunes del trap, que se incorporan a una
soleá de Bernarda de Utrera con naturalidad. Hace mucho tiempo
que el flamenco tiene vida propia, pero la mediana de los Morente
no renuncia a buscarle nuevas rutas.
Hay en el segundo trabajo de Soleá una
curiosa tensión que emana de su propia dualidad. Dos estilos
supuestamente alejados se contagian entre sí: por un lado
avanzan los temas pop empapados de cante y por el otro el cante
contaminado de pop.
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